Pasa en todos los centros. En todas las aulas. Todos los días. Niños que reciben insultos por parte de sus compañeros, palizas, burlas, humillaciones… Sin que sus padres lo sepan. Sin que el colegio lo detecte. Con el agravante de que el uso de Internet y las redes sociales contribuyen a difundir estas escenas hasta el infinito. En la lucha contra el bullying es necesaria la intervención de todos: familia, escuela, policía, guardia civil, centros de salud… No sólo para actuar cuando se produce un caso, sino para elaborar sistemas de prevención. Nos lo cuenta Gimena Serra, policía local de Onil (Alicante) ) y responsable de la unidad de atención a la familia, mujer víctima de violencia y menores “Atenea” . Gimena nos explica cómo actúan en una población pequeña como esta, donde todos se conocen, para hacer frente al acoso escolar.
Gimena, ¿qué es el acoso escolar o bullying?
Bullying o violencia en el ámbito educativo son algunos de los muchos sinónimos que se emplean para referirnos a una única realidad, el acoso escolar. Este es un terrible problema que afecta a miles de menores de edad y que ha proliferado de un modo preocupante en las últimas décadas.
El acoso escolar se define como una forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo. Debe deslindarse el acoso escolar de los incidentes violentos, aislados u ocasionales entre alumnos o estudiantes.
El acoso se caracteriza, como regla general, por una continuidad en el tiempo, pudiendo consistir los actos concretos que lo integran en agresiones físicas, amenazas, vejaciones, coacciones, insultos, aislamiento deliberado… en definitiva, en una serie de conductas de hostigamiento, que persiguen amedrentar, intimidar o atemorizar a la víctima.
¿Cómo se detecta un caso de acoso en el colegio?
Todos los centros docentes deben incluir en su proyecto educativo un Plan de Convivencia, así como establecer las normas que garanticen su cumplimiento.
A finales del mes de enero de 2016, el Ministerio de Educación publicó un informe sobre el plan estratégico de convivencia escolar, que sirve de referencia para alumnos, familias y profesores para hacer frente a este fenómeno, que ha generado una gran preocupación social. Son las comunidades autónomas las que, mediante decreto, establecen el marco regulador que permite a los centros escolares, en virtud de la autonomía que la Ley Orgánica de Educación les confiere, elaborar su propio Plan de Convivencia.
Desde el centro escolar hay que prestar atención a determinados indicadores, entre otros: que un niño falte a clase, que se persone desaliñado, sucio, que tenga un comportamiento no adecuado para su edad, un comportamiento fuera de lo común, que pegue en clase, que venga con heridas o marcas, o por ejemplo que haga calor y venga con manga larga, etc. Todo eso son síntomas que no se pueden pasar por alto y es primordial detectarlos a tiempo.
Es el propio centro el que activa todos los protocolos en cuanto advierten alguno de estos indicadores, pasando el caso a su equipo multidisciplinar en el que intervienen psicólogos, educadores y trabajadores sociales , quienes confeccionan unos informes con el fin de esclarecer los hechos y dar una adecuada atención al menor víctima para paliar o solucionar cualquier tipo de problema que se detecte, realizando un seguimiento del niño desde diferentes ámbitos: Policía Local, sanitario, educativo y servicios sociales municipales.
Y en casa, ¿qué cosas pueden hacerle pensar a los padres que su hijo está sufriendo acoso escolar?
Por ejemplo, que el niño sea demasiado introvertido para la edad que tiene, que pase muchas horas en el ordenador. Los responsables de un menor son sus padres, en primera instancia. Siempre recomiendo que controlen las páginas que visitan en Internet, y si es necesario, restringirles el acceso con claves a páginas no adecuadas para su edad. No se trata de meterse en su intimidad, pero sí de controlarlos un poco.
También es muy importante la comunicación, los padres no hablan con los hijos, con todo este tema de la tecnología ya no se sientan con ellos a conversar. Y ante un cambio de comportamiento, o un cambio de notas, hay que sentarse a hablar. Preguntarle lo que está ocurriendo, dejarle hablar sin interrumpirle, trabajar en colaboración con la escuela para que nos ayuden, es necesaria la cooperación.
Por ejemplo, hay un concierto, la niña quiere ir y los padres le dicen que no. Llega el día del evento, la menor desaparece del domicilio sin avisar dónde va y nos llaman los padres desesperados. Lo más fácil es que te la encuentres en el concierto, bebida, ¿quién no ha tenido 15 años? Los padres están fuera de sí. Cuando se les da el aviso de que ya está localizada y la llevamos de vuelta a casa ellos contestan: “Cuando venga ya verás tú, se va a enterar”. Desde esta policía se les recomienda: “Mire, yo no les voy a decir cómo tienen que educar a su hija, pero yo le daría un abrazo cuando la viese, ¿usted nunca ha tenido 15 años, nunca ha bebido?”
Es el momento ideal para entablar esa comunicación que a lo mejor se ha perdido, si castigan a la niña, ¿cuál es el aprendizaje? Ninguno. Considero que hace falta mucha empatía, que la menor vea lo mal que lo han pasado buscándola. Con el castigo no van a conseguir nada nunca. Los mayores debemos dar ejemplo con nuestra manera de actuar, y a veces los hijos aprenden de lo que tienen en su casa, si les chillan ellos hacen lo mismo que ven, por lo tanto chillarán, pensadlo por un momento.
Para la prevención es muy importante la comunicación. Llega un momento en que , cuando tienen 15 ó 16 años, como encima se pongan rebeldes, que será lo más seguro dado su estado interno de revolución hormonal, la comunicación se pierde por completo y hay un problema, especialmente si son chicas, porque a lo mejor están abusando de ellas. Ahora las niñas están más desarrolladas, empiezan muy pronto con las relaciones sexuales.
Una vez consiguen que el menor diga lo que le está pasando, ¿cuál es el siguiente paso?
Si el acoso ocurre en el colegio hay que hablar con el centro de inmediato. Aquí en Onil, en concreto, actualmente y desde el año 2013, trabajamos muy con coordinados los colegios, los servicios sociales, el centro de salud y la Policía Local.
Lo primero que hay que averiguar es si ha sido algo puntual, o se viene dando continuado en el tiempo, y ante qué tipo de violencia nos encontramos:
Física.- Incluye patadas, empujones, golpes con las manos, escupir, mordiscos y cualquier agresión que atente contra la integridad corporal de la persona así como acciones humillantes como bajar los pantalones, jalar la ropa, tirarlos a los botes de basura, entre otros. Es el tipo de violencia más popular, ya que es fácil de detectar.
Verbal.- Se refiere a amenazas, insultos, burlas sobre la indumentaria, el aspecto físico, la raza, el origen étnico, algún defecto o anomalía visible, una singularidad del habla o de la conducta.
Social.- Es una forma de discriminación grupal fomentada por el agresor hacia la víctima. Se puede manifestar ignorando a la niña, niño o joven acosado, negándole el saludo, aislándolo o generando rumores que afecten a su imagen.
Psicológica.- Se refiere al acecho, a los gestos de desagrado, desprecios o agresividad dirigidos a la víctima.
¿En qué medida se puede exigir responsabilidad penal al acosador?
-Si el acoso proviene de un menor de 18 años pero mayor de 14 años se podrá exigir responsabilidad penal y civil conforme al Código Penal, por el proceso penal de menores, regulado en la LO 5/2000, de responsabilidad penal de los menores (art.1).
-Si es menor de 14 años, y llega denuncia al Ministerio Fiscal procederá remitir testimonio de lo actuado a la dirección del centro donde se están produciendo los abusos, para que dentro de sus atribuciones adopte las medidas procedentes para poner fin a los abusos denunciados y proteger al menor que los está sufriendo.
-Si el acosador es mayor de 18 años se podrá exigir responsabilidad penal y civil conforme al CP, por el proceso penal ordinario regulado en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
La Fiscalía General del Estado emitió la Instrucción 10/2005, de 6 de octubre, sobre tratamiento del acoso escolar desde el sistema de Justicia Juvenil, estableciendo las directrices a seguir en el tratamiento del acoso escolar, en la que considera esencial la circulación de información entre las instancias con competencia en la materia: Ministerio Fiscal y responsables del centro docente para dar una respuesta a este fenómeno.
¿Y hay un protocolo de actuación también con el acosador?
Normalmente con estas personas, como han cometido un delito, se establecen órdenes de alejamiento, en realidad se llaman prohibición de aproximación. Si un niño sufre acoso en el colegio, o a través de las redes sociales, por ejemplo, se hacen circular fotos suyas en ropa interior, esto se puede demostrar. Se captura el pantallazo y se imprime, o se manda el historial de whatsapp por correo electrónico. Todas estas conductas son denunciables. Se manda el pantallazo y en la denuncia va recogido como tal, y vale como una prueba. Por ejemplo, mensajes del tipo “hija de puta, te voy a matar porque te has ido con otro”.
Entonces se ejecuta una orden de alejamiento, incluso si el acosador va al mismo instituto le prohíben el acceso al centro, o incluso se cambia al menor de centro de manera automática. Si no, no podría aproximarse a la víctima, ni a su casa, ni al colegio, ni al centro donde trabaje, en un radio de 400, 500, 800, 1000 metros.
Ahora hay un nuevo delito, ya incluido en la última reforma del Código Penal. Se llama stalking, y es el acoso reiterado que produce hostigamiento en la persona. Por ejemplo, dos menores de edad inician una relación, la niña no quiere seguir y entonces empieza el acoso por las redes sociales y de manera física, le persigue por todas partes, antes había un vacío legal al ser menores y no haber convivencia. Pero ahora el stalking ya está tipificado dentro de los delitos de acoso.
Ahí también le pondrían una orden de alejamiento al acosador. Incluso se les asigna un educador, lo mandan desde Alicante. Están obligados a seguir un programa que dura 3-6 meses, según el delito que haya cometido.
Es importantísimo no borrar la conversación en la que el menor ha recibido amenazas por parte del agresor. Aunque sea por whatsapp, es válida. O se captura un pantallazo o se envía al correo. Basándose en estas pruebas el juez podrá dictaminar una orden de alejamiento.
¿Y qué está fallando en el sistema cuando hay menores que, ante el acoso continuado, no pueden más y deciden quitarse la vida?
Ahí nos hemos equivocado todos los que tenemos que intervenir en ese ámbito. En el caso concreto de un niño es más complicado, porque quizá por miedo nunca ha dicho nada a nadie. Los líderes del instituto tienen amenazadas a las personas más vulnerables, esas personas tienen tanto miedo que ni a sus amiguitos más cercanos les dicen nada, por miedo a que les hagan también algo a ellos. Así que se callan. Y si encima tiene complejos o la autoestima baja, familias desestructuradas…Todo eso ayuda a que continúen en silencio.
Otras veces, no hemos sabido detectarlos a tiempo. Damos por hecho que el niño es introvertido. No, a lo mejor es que le pasa algo. Hay que hablar con él.
También hay casos que detectamos nosotros mismos, en la Policía Local tenemos una labor fundamental a la hora de la detección, ya que estamos a pie de calle, somos muy cercanos, conocemos a casi todos los vecinos, sobre todo en los pueblos. Entonces tú misma puedes hacer el seguimiento, si ves que el niño pasa mucho tiempo en la calle.
¿Cuándo se produce el acoso en las redes debe ser más difícil actuar, no?
Es un poco difícil porque tú no sabes lo que está haciendo tu hijo navegando por la red. Es un poco más complicado demostrarlo. Por eso yo digo siempre que es importante que los padres sepan en qué páginas entran sus hijos.
También es difícil porque hay una brecha muy grande entre los padres y los hijos con respecto a las redes. Habría que dar una educación digital a los padres, ¿no?
Se dan muchas charlas a nivel general, se contratan profesionales para que den ponencias de cómo detectar si el chico está sufriendo algún tipo de acoso. Además está el 900 100 133, teléfono del menor de la Comunidad Valenciana, público y gratuito y anónimo. Puedes llamar si tienes sospechas que tu hijo está sufriendo acoso y ellos te asesoran.
Tuvimos el caso de un joven discapacitado que se metía en páginas porno para satisfacerse sexualmente, al no mantener relaciones con nadie. Se metió en un chat y le contactó un hombre de unos 50 años, que se hizo pasar por una chica. No vivía muy lejos de aquí. El hijo había mentido al padre, dentro de su discapacidad, para que lo llevara hasta un punto y encontrarse con él. Presentamos denuncia ante la Guardia Civil, ellos tienen medios informáticos y disponen de unas unidades específicas para rastrear las IP de los ordenadores. Al final pueden llegar a la persona.
Las pólizas Mapfre de hogar incluyen el servicio de protección digital, que ofrece cobertura ante violencia digital ejercida sobre menores. En estos casos la compañía emite un certificado de veracidad que sirve como prueba válida al interponer la denuncia. Además, si fuera necesario, asume los costes del servicio de borrado de la huella digital, para hacer desaparecer de la red cualquier información que atente contra el honor y la intimidad de la persona asegurada.
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