Si tienes contratado un seguro de ahorro o un plan de pensiones te habrán contado que tienes beneficios fiscales. O lo que es lo mismo, que vas a pagar menos en tu declaración de la renta. ¿Es esto así? ¿En qué consisten estos beneficios? En este artículo quiero ayudarte a comprenderlo. Voy a explicarte de forma muy sencilla cómo tributan cada uno de estos productos.
En el artículo anterior te explicaba las cuestiones básicas que debes saber para presentar tu declaración de la renta. Te decía que si has obtenido ganancias por la capitalización de determinados tipos de seguros debes declararlas. Pero también te comentaba que había maneras de pagar menos, entre ellas las aportaciones a planes de pensiones.
Quizá te resulte un poco lioso entender todo esto, ¿verdad? No pasa nada, para esto escribo este post. Vamos a ver cómo funcionan estos productos de ahorro de cara a Hacienda. ¿Me acompañas?
Los SIALP (Seguro Individual de Ahorro a Largo Plazo)
Un SIALP es un plan de ahorro a largo plazo que contratas con tu compañía de seguros. Puedes establecer la duración que tú quieras. Durante ese tiempo has realizado una aportación económica y te has procurado ese colchoncito que te sirva de respaldo ante cualquier imprevisto. Al tiempo que ahorras también obtienes una rentabilidad de ese dinero. Esta modalidad te permite aportar como máximo una cantidad de 5.000 € anuales.
Las aportaciones puedes realizarlas mes a mes o también puedes optar por una aportación única, siempre sin superar este límite de 5.000 € anuales. Además, puedes rescatar tu dinero desde el primer año. Pero si lo mantienes durante un período de cinco años y pasado este plazo solicitas recuperar tu capital, ¿qué hace Hacienda en ese momento? Pues aquí viene la buena noticia: nada. Si has cumplido ambos requisitos, inversión máxima de 5.000 € anuales y permanencia mínima de cinco años no tendrás que tributar por rescatar el capital invertido.
Ahorras, cobras intereses y encima no tienes que pagar impuestos cuando recuperas tu dinero. No está mal, ¿no?
Los PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático)
Un PIAS es también un seguro de ahorro. ¿Para qué sirve? Está pensado para que todo el dinero que vayas ahorrando, pasado un plazo, se convierta en una renta vitalicia. Es decir, que a partir de la fecha pactada en el contrato ese capital se convierta en una fuente de ingresos periódica para ti. Es lo que se llama renta vitalicia, y sirve como complemento a otras entradas de capital que puedas tener (tu pensión de jubilación, por ejemplo). De esta forma aumenta tu poder adquisitivo y contribuyes a mejorar tu calidad de vida.
Vale, ¿y qué ventajas tiene este producto respecto a Hacienda? Pues que a partir del momento en que se transforme en una renta vitalicia, y pases de aportar dinero a recibirlo, no tienes que tributar por ese capital acumulado. Eso sí, siempre que se cumplan dos condiciones:
- Que el contrato haya tenido una duración mínima de cinco años. Hasta la entrada en vigor de la reforma fiscal de 2015 se exigía una duración mínima de diez.
- Que la aportación anual a este plan haya sido como máximo de 8.000 €.
Este producto también te genera una rentabilidad, así que fíjate: ahorras, percibes intereses y te aseguras una renta libre de impuestos para el futuro.
Los planes de pensiones
Aquí se engloban también los Plantes de Previsión Asegurados (PPA). Los planes de pensiones están pensados para que vayas generándote un ahorro de cara a complementar la pensión que te quede en el futuro por jubilación, invalidez, o poniéndonos en lo peor, la que le quede al beneficiario en caso de fallecimiento. Existen muchas modalidades, en función de tu perfil de ahorrador o de la rentabilidad que desees obtener. Tú decides cuánto quieres aportar y durante cuánto tiempo.
Es el producto estrella a la hora de desgravarse en la declaración de la renta. ¿Por qué? Porque te dan derecho a reducir la base imponible, es decir, la cantidad que Hacienda toma como referencia para calcular cuánto te toca pagar. Si la base imponible es más baja, lógicamente también lo será la cuantía del IRPF.
¿Y qué cantidad te puedes deducir en tu base imponible? El límite está en el 30% de los rendimientos netos de trabajo y actividades económicas, con un tope de 8.000 €, obtenidos en el último año.
Lo vemos con un ejemplo: imagínate que tu sueldo es de 1200 € netos al mes y tienes 14 pagas. Si multiplicamos 1.200 x 14 pagas tenemos que en un año has ingresado 16.800 €. Estos son tus rendimientos netos del trabajo. El 30% de esa cantidad lo has aportado a tu plan de pensiones, en total 5.040 €. Pues bien, esa sería la cantidad que te deducirías a tu base impositiva.
Ahorras para tu jubilación, obtienes una rentabilidad y aquí sí, pagas menos en tu declaración de la renta.
Estas son las cuestiones básicas que debes conocer para situarte. Espero haberte ayudado a comprender mejor cómo funcionan estos productos. Puedes dejarme tu comentario para plantearme cualquier duda que te haya quedado al respecto.
Y si deseas que te asesore personalmente sobre para saber cuál te interesa más, contacta conmigo sin compromiso pinchando en el enlace que te dejo aquí debajo. ¡Hasta la semana que viene!
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